Para qué ponernos tiernos y blandos estos días navideños, si nos pasamos la vida protestando, quejándonos del prójimo, viendo competidores, rivales y potenciales enemigos por todas partes… para qué presumir de delicadeza unas fechas, cuando el resto de nuestra vida somos despiadados, mezquinos, recelosos y rencorosos… para qué derrochar en regalos y compras, en finos adornos, decorados y “detalles”, si vivimos desde un egoísmo calculado, un individualismo atroz, una celosa reserva de todo lo que estimamos como propiedad y derecho nuestro… para qué promover celebraciones colectivas, acontecimientos festivos que promueven la participación de todos con alegría y humor, si luego sólo nos movemos por interés, no consentimos en bromear sobre lo que consideramos “justo”, buscamos estar “por encima de los demás” y no nos conformamos hasta que somos nosotros los que gozan de privilegios y ventajas… para qué sonreír un rato cuando la mayor parte de nuestro tiempo damos miedo e incluso presumimos de que a nuestro alrededor todos callen cuando pasamos… para qué desear a todos “felices fiestas”, si no compartimos nada de lo que convoca a la fraternidad y somos insensibles a lo que realmente aporta la felicidad y la dicha… para qué cantar y bailar, después de gritar y despreciar…
Hay muchos más para qués al celebrar estos días y al volver cada año la Navidad y el Año Nuevo, Pero, a pesar de ser ciertos, todos tienen respuesta: para seguir diciéndonos que sabemos quiénes somos, que no olvidamos nuestras torpeza y nos responsabilizamos de nuestra contradicciones, y que seguimos convencidos de que podemos hacer las cosas de otra manera, de que podemos desterrar de nuestra vida todo lo que hace que en esta tierra no pueda ser todo el año Navidad… Sólo es preciso no olvidar una cosa: que al recordarlo, verdaderamente disminuya cada vez más nuestra complicidad con todo lo que nos entristece y nos aleja…
¿Felices Fiestas?: Naturalmente, ¡Que las hagamos felices!
El Señor te bendiga y te guarde.
Ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor;
el Señor se fije en ti
y te conceda la paz.
Que seamos capaces de hacer Navidad el mayor número de días de este nuevo año.
Que sepamos mirar a nuestro alrededor en lugar de a nuestro ombligo.
Que seamos capaces de meternos en la piel del otro y salir de nuestra coraza protectora.
Que seamos capaces de acercarnos al que tenemos enfrente y colocarnos a su lado.
Que seamos capaces… de hacer Navidad el mayor número de días de este nuevo año.
Ayuda no nos va a faltar, pero aceptarla será más difícil.