Archivos mensuales: julio 2020

LA MULTITUD SACIADA (Mt 14,13-32)

LA MULTITUD SACIADA (Mt 14,13-32) Tal vez la única práctica cristiana que hace justicia al verdadero sentido del relato que deberíamos titular “de la muchedumbre saciada”, y no “de la multiplicación de los panes”, ya que por ninguna parte se habla de operaciones aritméticas, a pesar del ingenuo y exagerado cálculo de cantidades y proporciones con el que los evangelistas buscaban llamar nuestra

PEQUEÑOS DETALLES (Mt 13, 44-52)

PEQUEÑOS DETALLES (Mt 13, 44-52) Las brevísimas parábolas del tesoro escondido y de la perla encontrados, siendo tan claras y significativas, no parecen propicias a grandes desarrollos “intelectuales”, sino a indicarnos algo evidente y notorio, con algunos detalles tan reconocibles y lógicos, que parecen de poca importancia y pueden pasar desapercibidos sin problemas, absorbidos por el escueto e importante mensaje de lo decisivo que resulta en la

RAÍCES MEZCLADAS… (Mt 13, 24-30)

RAÍCES MEZCLADAS… (Mt 13, 24-30) Dividir el mundo y las personas en dos campos opuestos e irreconciliables de “buenos y malos” es una de las mayores y más destructivas de su propia identidad, más sugerentes y sutiles tentaciones del cristiano. ¡Y bien que hemos caído y seguimos cayendo desgraciadamente en ella sin vergüenza ni escrúpulos!  ¡A veces hasta nos hemos ufanado de ello!... Pero,

MIRAR DE OTRA MANERA (Mt 13, 1-23)

MIRAR DE OTRA MANERA  (Mt 13, 1-23) Todo el evangelio y la vida de Jesús puede resumirse diciendo que se trata de una propuesta a vivir “de otra manera”, de un modo distinto al habitual. La suya es la presentación de una alternativa al callejón sin salida de una vida centrada en nosotros mismos, indiferente a lo ajeno y repleta de contradicciones

“VENID A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁIS CANSADOS Y AGOBIADOS…” (Mt 11,25-30)

“VENID A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁIS CANSADOS Y AGOBIADOS…” (Mt 11,25-30) Son ésas, tal vez, las únicas palabras que deberían leerse claramente en el frontispicio de cualquier catedral o templo cristiano, así como en la frente de todo discípulo fiel de Jesús, en lugar de las solemnes e intimidantes “Christus vincit, Christus regnat, Christusimperat”, que tanto han emponzoñado la historia de la Iglesia, la mentalidad de almas cándidas o malévolas,