Proverbios 30, 1-9



Oráculo del hombre: “¡Qué fatiga,
Dios, qué fatiga inútil”
Yo soy un necio, menos que un hombre,
no tengo inteligencia humana;
no aprendí sabiduría
ni llegué a comprender al Santo.

¿Quién subió al cielo y luego bajó?,
¿quién encerró el viento en el puño?,
¿quién apretó el mar en la túnica?,
¿quién fijó los confines del orbe?
¿Cuál es su nombre y su apellido,
si es que lo sabes?

La palabra de Dios es acendrada,
él es escudo para los que se refugian en él.
No añadas nada a sus palabras,
porque te replicará y quedarás por mentiroso.

Dos cosas te he pedido;
no me las niegues antes de morir:
aleja de mí falsedad y mentira;
no me des riqueza ni pobreza,
concédeme mi ración de pan;
no sea que me sacie y reniegue de ti,
diciendo: “¿Quién es el Señor?”;
no sea que, necesitado, robe
y blasfeme el nombre de mi Dios.



Prov 30, 1-9


Por |2019-08-05T19:14:32+01:00agosto 5th, 2019|Oraciones y música, Orar|Sin comentarios

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