PLEGARIA EUCARÍSTICA para NAVIDAD

PLEGARIA EUCARÍSTICA

Navidad

Verdaderamente es justo,

y necesario para nosotros, Señor,

alabarte y darte gracias

por habernos conducido hasta este día.

Paso a paso nos guiaste,

para que letra a letra,

sílaba a sílaba,

construyéramos un mundo de esperanza

confiando solo en ti y en tus promesas.

Tu luz alumbra nuestra vida oscura

y, tras mostrarnos la estela de tu estrella,

irrumpiste con tu fuerza

y te acercaste tanto,

que llegaste a fundirte con nosotros,

naciendo en la humildad de nuestra carne.

Por eso no podemos callar nuestra alegría,

ni disimular nuestro gozo;

y con los ángeles anunciadores de paz

te aclamamos cantando:

SANTO, SANTO, SANTO

Santo eres, Señor; sólo Tú santo,

porque bendices este mundo y lo consagras,

haciéndolo morada en carne de tu Hijo,

y al infundir por Él tu Espíritu

en lo que es terreno y creación tuya.

Que ese mismo Espíritu,

que fecundó las aguas del origen

y encarnó en María a tu Elegido,

pose su aliento sobre este pan y en este vino,

para que sean presencia suya en nuestras vidas

y podamos incorporarnos al Misterio.

En él tu Hijo nos reúne

para seguir encarnado en nuestra vida

al repetir aquellas palabras suyas,

memorial y testamento,

cuando rompió el pan diciendo:

TOMAD Y COMED

Y cuando bendijo el vino

y tomó el cáliz diciendo:

TOMAD Y BEBED

Este es, Señor, el misterio de nuestra fe,

el que nos hace decir: “Ven, Señor, Jesús”.

Este es el origen de nuestra infinita gratitud

y de nuestra alegría desbordante.

Porque nuestra esperanza no ha sido defraudada:

nos has cumplido tus promesas

y nos has envuelto en tu gloria,

haciéndonos también a nosotros  

“portadores de Dios” en nuestro mundo.

Así, sin alterar nuestro camino,

nos regalas tu ayuda y compañía

e iluminas sin descanso nuestros pasos,

llenándonos de ilusión y de entusiasmo.

Es tu Espíritu quien nos hace iglesia,

quien nos reúne y fortalece,

para acudir a ti con la sencillez de los pastores,

y no temer la fragilidad de nuestra vida

al ver que la haces tuya y la iluminas.

Transforma, pues, Señor, nuestras miserias:

que tu Espíritu descienda también sobre nosotros,

y que nuestras vidas, como tu mesa,

sean lugar de encuentro,

de compartir en el amor

 y de alegría profunda en el servicio a los hermanos.

Que tengamos siempre presente a los que sufren

y sepamos mostrarles tu misericordia.

Ayuda, Padre, a nuestros pastores,

a nuestras familias,

y a todo este pueblo cristiano,

a guardar la comunión y a sabernos servir,

enriqueciéndonos y animándonos unos a otros.

Que sea siempre la luz de tu esperanza quien nos guíe;

y que esa esperanza en ti y en tus promesas

nos reúna un día con nuestros difuntos;

y con ellos, eternamente,

podamos seguir diciendo entusiasmados:

POR CRISTO, CON ÉL Y EN ÉL

A TI, DIOS PADRE OMNIPOTENTE,

EN LA UNIDAD DEL ESPÍRITU SANTO,

TODO HONOR Y TODA GLORIA,

POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS

AMÉN

Por |2023-12-23T21:05:16+01:00diciembre 23rd, 2023|General, Oraciones y música, Plegarias Eucarísticas|Sin comentarios

Deja tu comentario