CONFIANZA ABSOLUTA
Saber estar a la espera
de tu visita segura
todos y cada uno de los día del año.
Y convertir esa espera en esperanza,
en ilusión y alegría
al saber que me acompañas,
que me sonríes y me cuidas.
Y sonreírte yo también,
extendiendo a todas partes tu alegría,
aprendiendo con humildad de tu paciencia,
reconociendo mis errores y defectos,
y agradeciendo profundamente tu bondad.
Porque esa presencia tuya
trasciende a mi persona,
y me la haces accesible,
por tu Espíritu Santo,
en el calor del hogar,
en la intimidad de la familia,
en el enriquecimiento de mis hermanos.
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