PLEGARIA EUCARÍSTICA -Miércoles de Ceniza-
Justo es, Señor,
sentirnos en necesidad de conversión,
y marcar con la ceniza nuestra frente,
llamándonos con vergüenza pecadores.
Y, así, darte gracias
porque renuevas nuestra existencia
y sigues bendiciendo nuestras vidas.
Este miércoles nos recuerda que sin ti
“todos nuestros esfuerzos se vuelven ceniza
y nuestros amaneceres noches oscuras”…
Por eso queremos alabarte;
y, aclamándote
como Aquél que nos llama a ser santos,
nos atrevemos a cantar:
SANTO, SANTO, SANTO…
Eres santo, Señor, y bondadoso.
Necesitamos tu gracia y tu perdón.
En el camino de la vida,
resbalando una y mil veces;
traicionando tu confianza y tu evangelio,
nos hemos dejado atrapar
por la maldad y la injusticia,
por la pereza y el desánimo,
por la desilusión y la tristeza.
Pero tú te has hecho hombre a nuestro lado,
te has sumergido en nuestra tibieza,
y, de ese modo,
nos has renovado con tu perdón
y con tu Espíritu de vida.
Y te quedaste con nosotros para siempre,
reconciliando este mundo contigo,
cuando en tu Última Cena,
y como herencia,
nos dejaste el memorial de tu presencia.
Que el Espíritu Santo lo actualice
también hoy en esta mesa,
descendiendo y consagrando el pan y el vino,
para que nos hagan presente al mismo Cristo,
el cual tomó el pan diciendo;
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL…
Y luego el cáliz con el vino y dijo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL…
Así fue: “Cristo se entregó por nosotros”…
“Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor”.
Nos has salvado, sí, con tu presencia,
porque eres santo, indulgente y bondadoso.
Te damos gracias,
porque al inaugurar un año más nuestra Cuaresma
renovamos nuestro arrepentimiento,
nuestra conciencia de pecadores peregrinos,
dirigiendo nuestras vidas hacia ti,
conscientes de nuestra miseria
y aliviados por tu indulgencia.
Queremos fervientemente
que tu Espíritu de amor sea el nuestro,
que tu voluntad de paz y de bondad sea la nuestra,
que tu alegría en la entrega y el servicio
nos penetre y nos desborde.
Que la comunión contigo, obra del Espíritu Santo
nos haga permanecer siempre
en comunión fraterna con tu Pueblo:
con la Iglesia universal
y con todas las comunidades cristianas;
y con las personas sinceras y honradas
que hacen de la verdad y el amor
horizonte y meta de sus vidas.
Y, especialmente, que la fuerza
que nos otorga tu perdón y tu ternura
nos lleve a perdonar nosotros a todos
y a ser instrumentos de tu amor,
especialmente para aliviar a los que sufren,
animar a los desesperados,
y privilegiar a los débiles y necesitados.
Y que ese amor tuyo nos llene de esperanza
al sentirnos,
con todos nuestros hermanos ya difuntos,
ciudadanos del futuro de tu Reino.
Con esa confianza absoluta,
sintiendo el latido del misterio ahora y siempre,
nos dirigimos a ti solemnemente y te decimos:
POR CRISTO, CON ÉL Y EN ÉL,
A TI DIOS PADRE OMNIPOTENTE,
EN LA UNIDAD DEL ESPIRITU SANTO,
TODO HONOR Y TODA GLORIA
POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, AMÉN
Gracias por la bonita oración eucaristica para comenzar la cuaresma.
Que la voluntad de paz y de bondad de Jesus sea la nuestra personal y la de todos los pueblos de la tierra