Tú, Señor, Dios nuestro, nos habías tratado según tu inmensa piedad y compasión…
Señor todopoderoso, Dios de Israel,
un alma afligida y un espíritu abatido gritan a ti.
Escucha, Señor, ten piedad,
porque hemos pecado contra ti.
Tú reinas por siempre,
nosotros morimos para siempre…
No te acuerdes de los delitos de nuestros padres,
acuérdate hoy de tu mano y de tu nombre.
Porque tú eres el Señor, Dios nuestro,
y nosotros te alabamos, Señor.
Nos infundiste tu temor para que te invocásemos tu nombre
y te alabásemos en el destierro
y para que apartásemos nuestro corazón
de los pecados con que te ofendieron nuestros padres…
Deja tu comentario