UNA ALEGRÍA DESBORDANTE

Si dejamos de lado la tendencia de algunas personas a un sentimentalismo excesivamente almibarado y más bien ingenuo, no es tan fácil saber leer el evangelio, en perspectiva de gozo y alegría, a pesar de considerarlo, sin duda, como “buena noticia”. Los propios evangelistas al presentarnos ya desde el principio de la vida pública de Jesús una actitud hostil y de enfrentamiento a Él, y recalcar las duras y a veces violentas controversias con las autoridades, y el rechazo e incomprensión ante sus palabras, llegando a resaltar el intento de desautorizarle su propia familia; parecen favorecer una consideración tan seria y solemne de Jesús, que no hace fácil pensar su vida desde una perspectiva de optimismo y de contento, de satisfacción y gozo. Y como además nosotros tenemos siempre en perspectiva el final trágico de la cruz y conocemos el dramatismo de sus últimos días, se nos impone casi sin querer,  una tendencia a la severidad y a la rigidez que ha sido fomentada desde el oscurantismo medieval por la teología tradicional y la liturgia y culto oficiales. La sonrisa y la alegría parecían prohibidas a todo cristiano cabal, ya que la seriedad del negotium parecía desautorizarla…

Sin embargo, hemos de convenir en que la actitud de base que reclama Jesús ante la naturaleza y ante la vida, y la profundidad insondable de su conciencia clarividente y lúcida respecto a la realidad como creación divina, a su carácter sacramental y, como tal, indicativo de una dimensión de camino hacia la plenitud y el cumplimiento de las promesas anunciadas en ella; todo ello es indicativo de una actitud vital y una forma de existencia cimentada en una confianza básica e incondicional en la delicadeza y la bondad, causa y origen de agradecimiento y de felicidad.

Seguramente nadie ha sabido captar y vivir mejor el carácter gozoso y feliz del mero hecho de vivir del modo como reclama Jesús, que San Francisco de Asís. Y el ejemplo de su vida viene a confirmarnos y recordarnos lo que nos propone Jesús en su evangelio: el simple hecho de vivir, de sentirse y saberse vivo, es motivo de agradecimiento profundo y de alegría, de ilusión y de entusiasmo.

La vida de Jesús estuvo inmersa en controversias y polémicas, en enfrentamientos debidos a sus palabras y a su actitud provocadora, desafiante ante los pretendidos santones y especialistas en Dios… Pero creo que no podemos dudar de que su día a día no venía en absoluto condicionado por esos altercados y polémicas, situados en los niveles de la teología, de la doctrina sobre Dios y los hombres; sino que su ritmo vital venía marcado por la dulzura y la alegría, la mansedumbre y la sencillez de corazón… Era la felicidad inagotable, e imposible de arrebatar, de quien se sabe elegido para la eternidad por el simple hecho de ser persona, de estar vivo… El sentido de su vida no lo constituían esas desafiantes discusiones con letrados y fariseos; sino que ellas eran únicamente las consecuencias que no eludía, el testimonio irrefutable del porqué de esa forma suya de vivir la vida, la manifestación incontestable precisamente de su autoridad para atreverse a “vivir de otra manera”… Y esa “otra manera de vivir” le ocupaba las 24 horas de cada uno de sus días: era la alabanza continua y una alegría desbordante, que irradiaba ánimos y fuerza a su alrededor, hasta el punto de que cualquiera que se le aproximara alcanzaba sanación y recibía fortaleza y entusiasmo, recuperando el gozo y la esperanza.

Sí, sin duda alguna, una alegría desbordante y una confianza absoluta serían características llamativas y definitivas  para identificarle y sentirse atraídos por Él. Ésa era la autoridad que luego se reflejaba en discursos y palabras, en hechos y milagros; no la del maestro estudioso y erudito; sino la de quien al vivir desde Dios y para Dios, agradecido y feliz, no necesita estudiar mucho para poder interpretarlo, porque ya lo conoce en la intimidad, pues vive en Él

Y ésa sigue siendo su propuesta para nosotros: no buscar una interpretación perfecta de Dios, sino vivirlo con su propia alegría desbordante…

Por |2019-10-28T17:47:27+01:00octubre 28th, 2019|Artículos, General|1 comentario

Un comentario

  1. Nines 29 octubre, 2019 en 07:15 - Responder

    Bien, bien, bien.
    Después de los últimos escritos, éste me trae un poco de aire fresco y me anima a seguir.
    Gracias de nuevo.

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