Comentarios sobre el EVANGELIO DE LUCAS

UN DISCURSO PARA ACTUALIZAR  (Lc 6, 20-26)

UN DISCURSO PARA ACTUALIZAR  (Lc 6, 20-26) No puede negarse que a primera vista el discurso de las Bienaventuranzas es un cúmulo de despropósitos no sólo difícil de admitir, sino incluso con una cierta sombra de inadmisible e intolerable. Nadie en su sano juicio y con un mínimo de sensibilidad humana, de compromiso ético, y de compasión por el prójimo, puede defender

UN INFLUJO ESPECIAL (Algo más que “buena suerte”…)  (Lc 5, 1-11)

UN INFLUJO ESPECIAL (Algo más que “buena suerte”...)  (Lc 5, 1-11) Hasta en lo más trivial e intrascendente invocamos y buscamos con frecuencia la que llamamos “buena suerte”, la cual, sin corresponder a nuestro esfuerzo, o a nuestras posibilidades y cálculos, con su “influjo favorable” hace posible que obtengamos lo pretendido. Somos perfectamente conscientes de que no todo depende de nosotros, y

BREVEMENTE…  (Lc 2, 22-40)

BREVEMENTE…  (Lc 2, 22-40) Celebrar la Fiesta de la Presentación del Señor cuando ya se ha concluido el Ciclo de Navidad y hemos actualizado su Bautismo y el comienzo de su “vida pública” con su anuncio del Evangelio, no deja de ser una incongruencia. Pero hay algo importante que la Iglesia nos invita a rescatar de ese relato entrañable, y por eso

MÁS ALLÁ DE “LO RELIGIOSO”  (Lc, 4, 14-21)

MÁS ALLÁ DE “LO RELIGIOSO”  (Lc, 4, 14-21) La escena de Jesús en la sinagoga de Nazaret, tal como la cuenta el evangelio de Lucas es significativa de cómo la fe cristiana (ésa tan peculiar que despierta Jesús), se sitúa en el contexto de nuestro comportamiento religioso habitual. Ninguno de los asistentes sospecha que uno de ellos, Jesús, su vecino, vaya a

COMPLICIDAD Y LIBRE DECISIÓN  (Lc 3, 15-22)

COMPLICIDAD Y LIBRE DECISIÓN  (Lc 3, 15-22) Hay una forma de sentirse (y saberse) responsable de la maldad humana que no se refiere a nuestros actos personales; ni siquiera a las consecuencias negativas que pueden tener involuntariamente nuestras decisiones, a pesar de no buscar ni pretender directamente el mal ajeno  (los que llamamos “efectos colaterales”); sino al simple hecho de constatar la

LA ÚNICA SOSPECHA  (Lc 2, 41-52)

LA ÚNICA SOSPECHA  (Lc 2, 41-52) Todo padre o madre que contempla a su hijo desde lo profundo de la vida y de la persona, se maravilla y descubre un  misterio. Tal vez María y José percibieran que la rareza de su hijo era singular y no equiparable a la del resto de los niños; pero eso “quedaba en el fondo de

PONERSE EN CAMINO   (Lc 1, 39-45)

PONERSE EN CAMINO   (Lc 1, 39-45) Decir que sí a Dios cuando te llama es ponerse en camino. Y no para recibir cuanto antes un supuesto premio que vaya a darte; sino para hacer partícipes a otros, para beneficiar a todos de tu alegría y compartir tu ilusión por la vida que esa llamada te trae al colmarte de bondad y de

¿HACER QUÉ?  (Lc 3, 10-18)

¿HACER QUÉ?  (Lc 3, 10-18) Juan no es el Mesías. Él lo sabe bien, y no quiere que nadie lo ignore. No quiere que lo confundan con quien no es. Pero sí quiere decir bien alto quién es él. Él es el mensajero, el heraldo, el portador de la alegría rebosante, porque se acerca precisamente ese Mesías, aquél con quien lo confunden.

SERENAMENTE (Lc 3, 1-6)

SERENAMENTE  (Lc 3, 1-6) La invitación del Bautista es apremiante y tiene un viso de urgencia. Una urgencia que no es angustia, ni tampoco reclama actuar precipitadamente o de modo apresurado, sino que es conciencia de la oportunidad que Dios nos ofrece. Invita a la paciencia, a saber esperar. Porque para acoger a Dios, que llega, para poder apreciar en toda su

LA NECESARIA CONFIANZA  (Lc 21-28)

LA NECESARIA CONFIANZA  (Lc 21-28) A pesar de considerar nuestra vida como un itinerario que nos conduce a Dios, muchas veces la evidencia de su final o la reflexión sobre la muerte nos sumerge en un mar de interrogantes y de dudas. Conocemos gracias a la propia revelación divina la bondad de Dios y su plan de salvación para esta realidad creada,