INTERROGANTES
Contemplar lo más frágil,
como acoger al débil y al que sufre,
nos permite acceder al infinito,
porque nos sume en los interrogantes radicales…
Y, al no encontrar respuestas,
no nos hunde, sin embargo, en la desesperanza;
por el contrario, es petición de sentido:
nos exige otro mundo,
nos impone inconformismo
y reclama algo nuevo, distinto,
imposible en apariencia, pero irrenunciable.
Irrenunciable y necesario,
porque es el único futuro digno,
la culminación de todo,
la plenitud sólo alcanzable
cuando se siente y se sabe que está,
más allá de lo visible,
en lo insondable del misterio…
En lo insondable del misterio
y en el enigma de uno mismo…
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