XIII-JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ
Un cuerpo exánime como único resto de una vida…
Un cadáver exangüe,
porque la ha derramado toda…
Un despojo inerte,
reliquia del mismo Dios…
Ya no hay posibilidad de más milagros…
Ya ha enmudecido la voz del profeta…
Ya no hay labios que articulen parábolas,
ni bellos relatos,
ni enseñanzas imprescindibles,
ni discursos o llamadas a seguirle…
Tratar ahora con delicadeza al crucificado
nos pone en evidencia una vez más;
pero es el único gesto posible
de piedad y de amor,
de amor cobarde, pero amor…
de lamento y petición de indulgencia
tras haber sido testigos de su Pasión
y de lo que nos parecía imposible:
su muerte sin remedio…
Demasiado humano,
pensábamos,
para ser Dios…
Demasiado Dios
para nosotros, tan humanos…
Tan Dios, que sí era hombre
y muere…
Tan hombre, que no, ni siendo Dios
huye de la muerte…
XIV-JESÚS ES SEPULTADO
Una tumba sellada para Dios…
Un sepulcro excavado en la roca…
Silenciado y encerrado en las entrañas de la tierra…
La Tierra aprisionando a su creador…
El cielo encarcelado,
sometido al exilio de lo humano…
¿El fin de todo?
¿Dios muerto y sepultado?
No hay duda posible:
son los suyos quienes corren la piedra
angustiados, vencidos, derrotados…
La vida humana de Dios ha fracasado…
Oscuridad y silencio,
vértigo infinito,
descenso al infierno, al pozo ciego…
Aniquilación completa…
Un cuerpo inanimado ya cadáver,
volviendo al polvo de la tierra
tras cumplir su ciclo con un final
eternamente anunciado…
¿No era ésa la promesa?…
¿No es Dios siempre silencio,
contradicción de muerte y vida,
de tiempo y espacio?…
¿Retenido Cristo en lo profundo?
¿Atrapado por lo inexorable humano?
¿Hombre hasta el fin,
hasta la propia pérdida
de lo único visible humano?…
Sin duda, hombre hasta el fin:
hasta la muerte y el lecho de la tumba…
Pero… ¡Hombre!… ¡Hijo de Dios!…
imagen y huella de lo eterno,
vértigo y abismo infinito,
esperanza firme y confianza absoluta,
inquebrantable…
¿Hundimiento del hombre en el sepulcro?,
¿de Jesús en la tumba clausurada?
No.
Silencio sepulcral sí,
pero para que surja el misterio de la vida…
Que duerma,
con todo ya cumplido,
la semilla…
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