¿DE CAMINO HACIA EMAÚS?
¿Decepcionados?
¿Vencidos?
¿Desanimados?
¿Considerando la vida un sueño inútil?
¿Lamentando el triunfo del malvado
y la condena irremediable del Justo?
No habría otra opción,
ni posible alternativa;
si no fuera porque Dios nos acompaña,
porque Jesús camina a nuestro lado
y transforma nuestro desconsuelo en alegría.
Al repasar con paciencia nuestra vida
y al mostrarnos el historial del mismo Dios
y sus promesas,
nos abre los ojos poco a poco,
nos devuelve la sonrisa;
hace arder nuestro corazón
y nos descubre esa torpeza que nos ata,
nos acobarda,
y nos hace prisioneros de nosotros mismos
y de nuestra mirada miope y mezquina.
Y ya no hay duda,
ni caminar triste,
ni esperanza fallida.
Hay ahora otra opción:
nuestra meta ya no puede ser Emaús…
hemos de desandar camino
para poder anunciarlo…
Deja tu comentario