Archivos mensuales: septiembre 2021

EL HORROR DEL EXCLUSIVISMO Y EL MONOPOLIO (Mc 9, 38-48)

EL HORROR DEL EXCLUSIVISMO Y EL MONOPOLIO (Mc 9, 38-48) Apropiarse del evangelio de Jesús. Erigirse en sus únicos depositarios y heraldos. Exigir un carné de pertenencia, y constituirse no en iglesia sino en institución. Decidir y pronunciar sentencias condenatorias. Imponer criterios de identidad al arbitrio nuestro y ser inflexibles. Pretender defender una confesionalidad cerrada, exclusivista y monopolizadora de Jesús (es decir,

ENTRE EL MIEDO Y LA VERGÜENZA (Mc 9, 30-37)

ENTRE EL MIEDO Y LA VERGÜENZA (Mc 9, 30-37) La palabra de Dios, lo que nos dice Jesús, nos da miedo: sus discípulos no se atreven ni siquiera a hacerle una pregunta que roce el misterio de esa vida de entrega suya, de ese evangelio que él no sólo anuncia, sino que personifica, definiéndolo como un “modo de vivir”, amando a todos

UN SILENCIO NECESARIO  (Mc 8, 27-35)

UN SILENCIO NECESARIO  (Mc 8, 27-35) Cuando, como Pedro, se confiesa espontánea y sinceramente la fe en Jesús, pero se hace desde una perspectiva engañosa y falsa, completamente equivocada, sin haber captado la radicalidad de su anuncio, su evangelio, ni atreverse o ser capaz de sacar las ineludibles consecuencias de su mensaje respecto a nuestra forma de “creer en Dios” y de

CUESTIONES NO TAN INSIGNIFICANTES

CUESTIONES NO TAN INSIGNIFICANTES Durante los últimos años, y por circunstancias diversas, he mantenido repetidas veces un debate “familiar” en varias comunidades y parroquias en torno a un tema que podríamos considerar intrascendente y banal; más aún, superfluo y poco digno de merecer reflexiones o consideraciones profundas, y mucho menos polémicas o debate. Aparentemente es de tal insignificancia y vulgaridad, que probablemente

Por |2021-09-07T20:33:59+01:00septiembre 7th, 2021|Artículos, General, Reflexión actualidad|Sin comentarios

ELOCUENCIA SIN PALABRAS  (Mc 7, 31-37)

ELOCUENCIA SIN PALABRAS  (Mc 7, 31-37) Puede parecer contradictorio que Jesús tras realizar exorcismos, milagros, o hechos asombrosos e importantes, reclame insistentemente a los beneficiados el silencio o la completa reserva respecto a ellos. Él mismo sería perfectamente consciente de lo imposible de tal petición… Desde luego no ocurre siempre, e incluso en muchas ocasiones el propio Jesús nos propone y encarga