CORONAVIRUS: ¿MIEDO Y VERGÜENZA?
Cuando el miedo sustituye a la sensatez y el egoísta “sálvese quien pueda” a la generosidad y al “haz con los demás lo que quisieras que hicieran contigo”, se tienen muy pocos motivos para sentirse orgulloso de ser humano y dignos de compartir la vida y el mundo; y, desde luego, se pone entonces en evidencia para un cristiano su verdadera fe y su actitud evangélica, como predicador de la bondad, de la disponibilidad y del servicio. Desgraciado o infame quien sólo pretende acaparar para huir de todos y aislarse en el bunker de su egoísmo; y maldito e hipócrita quien sólo se dedique a rezar y a pedir que no le llegue el contagio, o que pase rápido de largo y llame a la puerta del vecino…
¿Dónde está ahora ese “otro mundo es posible”? ¿Dónde el compromiso solidario, el afán de voluntariado, las llamadas a la cooperación y al altruismo, a la promoción de la víctima y al cuidado del débil, de la víctima, del postrado? ¿Ahora sí que miramos hacia otro lado?…
Llenar la propia despensa sin medida, asegurarse el privilegio del vencedor, porque se puede comprar todo si uno se adelanta a los demás o aprovecha sus ventajas, apelar a la alarma y al pánico para justificar no ya la previsión razonable, sino la codicia y la pretensión de seguridad a toda costa y al precio que sea, acumular histéricamente después del despilfarro habitual de nuestro consumismo… Como siempre: lo primero nosotros, en-sí-mismarnos,… después “los otros”, si queda algo…
Escudarse en la imprevisión, la incapacidad y la inepcia, la inoperancia de responsables, autoridades y políticos, para así defender nuestro ciego y convulsivo comportamiento, evitando mirar a nuestro lado para no ver personas, sino meros rivales o enemigos en una carrera desbocada por arramblar con todo lo imaginable «por si acaso»…
¿Por qué en lugar de querer aprovechar en beneficio exclusivo y propio todas las ventajas particulares y personales que gozamos inmerecidamente, no pensamos un poco en el modelo de convivencia y solidaridad, de sociedad y de humanidad que queremos dejar en herencia a nuestros hijos…?
Por favor, mirémonos sin miedo a nosotros mismos precisamente ahora, cuando tenemos más medios que nunca y somos los privilegiados del planeta… Por favor, os lo ruego, que no tengamos que avergonzarnos…
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