Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad
y te querrán más que al hombre generoso.
Hazte pequeño en las grandezas humanas,
y alcanzarás el favor de Dios;
porque es grande la misericordia de Dios,
y revela sus secretos a los humildes.
No pretendas lo que te sobrepasa
ni escudriñes lo que se te esconde;
atiende a lo que te han encomendado,
pues no te importa lo profundo y escondido;
no te preocupes por lo que te excede,
aunque te enseñen cosas que te desbordan,
¡son tan numerosas las opiniones de los hombres,
y sus locas fantasías los extravían!
El terco saldrá malparado,
el que ama lo bueno lo conseguirá;
el terco se acarrea desgracias,
el cobarde añade pecado a pecado.
Eclo 3, 17-27
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