Así dice el Señor, el Santo de Israel:
“Vuestra salvación está en convertiros y en tener calma;
vuestra fuerza está en confiar y estar tranquilos.”
Pero el Señor espera para apiadarse,
aguanta para compadecerse;
porque el Señor es un Dios recto:
dichosos los que esperan en él.
Is 30, 15-18
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