Que podamos vivir esta Cuaresma como un tiempo para descubrir.
Poder descubrirse a uno mismo lleno de sí mismo, limitado y herido. Ensordecido por el ruido, manchado y cansado… Pero a la vez con inquietud, con tantas ansias de plenitud y de eternidad…
Y poder descubrirlo a Él, que está ahí, a la puerta, esperando para entrar. Que está deseando abrazarte y que descanses; sólo quiere perdonarte y que te llenes de Él, y así, que su Vida rebose en ti para los demás.
Por eso es tiempo de hacer silencio y contemplar en su Cruz las respuestas del Amor.
Letra:
Ya ves que he querido estar tan cerca,
tan cerca que he dejado
mi presencia en ti.
Yo siempre estaré junto a la puerta,
esperando que tú me quieras abrir.
Aun cuando no estés escuchando,
aun cuando dudes de que pueda ser yo,
que sepas que estaré esperando, a tu señal.
Vengo en lo escondido y tan callado,
tan sólo quiero descansar un rato en ti,
llego en el silencio y sin embargo,
con un amor que necesito compartir,
aun cuando no quieras mirarme,
aun cuando te avergüence tu corazón,
mi deseo es de perdonarte y de olvidar.
Haz silencio y hablaré tan fuerte.
Haz silencio y déjame que entre.
Yo sólo sé buscar en lo escondido.
Yo quisiera que algún día entendieras
que me sé de memoria todo lo que hay en ti.
Aunque tú no quieras tu miseria,
te quiero como eres, yo te quiero así.
Aun cuando estés herido y solo,
aun cuando te rechacen, en el dolor,
sabes que yo comparto todo,
yo lo sufro contigo, es cosa de dos.
Haz silencio y hablaré tan fuerte.
Haz silencio y déjame que entre.
Yo sólo sé buscar en lo escondido.
Ya ves que he querido estar tan cerca,
tan cerca que he dejado mi
presencia en ti.
Haz silencio y hablaré tan fuerte.
Haz silencio y déjame que entre.
Yo sólo sé buscar en lo escondido.
Yo sólo sé saciar mi sed contigo.
Ya ves que he querido estar tan cerca,
tan cerca que he dejado mi
presencia en ti.
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