El olvido de lo profundo nos lleva al fácil conformismo, a evitar al otro y no sentir su presencia, a eludir la sorpresa y lo imprevisto; en resumen, a renegar de la vida. Descender hasta él nos permite recuperar la ilusión, sonreír agradecidos y mirar en perspectiva.
Letra:
En lo profundo
no hay nada que no sea sorprendente.
Y sin embargo
bajamos tan a poco, y pocas veces.
Acomodamos
el pulso a la presión de la rutina.
Nos distanciamos
del fondo y del origen de los días
y no bajamos, y no bajamos, y no bajamos.
Nos olvidamos del sentido de la vida,
del propio barro, del primer atardecer
Y amontonamos un sinfín de tonterías,
buscando en lo que creer.
En lo profundo
no hay nadie que no sea diferente,
pero a menudo
mostramos sólo aquello que no duele.
Desdibujados
detrás de multitud de vanidades
Tristes, sin sueños,
ajenos al Amor superficiales.
Y no bajamos, y no bajamos, y no bajamos.
Nos olvidamos del sentido de la vida,
del propio barro, del primer atardecer…
Y amontonamos un sinfín de tonterías,
buscando en lo que creer.
En lo profundo
no hay nada que no sea sorprendente…
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